El Papa condena el silencio cómplice ante la furia yihadista contra los cristianos.
Francisco, que conmemoró el viernes la "pasión de Cristo" y su crucifixión en Jerusalén, presidirá este sábado por la noche la Vigilia pascual que celebra, según la tradición cristiana, la resurrección de Jesús.
Bajo el impacto de la tragedia de Kenia, la denuncia de la violencia yihadista desbanca a los demás temas, como la paz o la justicia, temas habituales cada año en Pascua.
Jorge Bergoglio condenó el viernes la "insensata brutalidad" de la matanza de los yihadistas Shebab contra los estudiantes de Garissa, en el este de Kenia, que dejó 148 muertos. "Todos los responsables deben intensificar sus esfuerzos para acabar con semejante violencia" pidió el jefe de los 1.200 millones de católicos.
Antes de ejecutar fríamente a sus víctimas, los Shebab separaron a los musulmanes de los no musulmanes en función de sus atuendos, y guardaron como rehenes a los segundos "No tememos a la muerte, serán buenas vacaciones de Pascua para nosotros", ironizaron los asaltantes en swahili, según el testimonio de un sobreviviente.
En el Vaticano hay conmoción por la multiplicación de persecuciones contra cristianos de Irak a Kenia, pasando por Libia, Pakistán o Nigeria y se teme que no sean denunciadas, incluso por las propias autoridades occidentales y musulmanas.
"Hoy vemos a nuestros hermanos perseguidos, decapitados y crucificados por su fe en Tí, ante nuestros ojos o a menudo con nuestro silencio cómplice", acusó con tono sombrío el Papa, al final del Camino de la Cruz, el viernes por la noche, al dirigirse a Cristo.
"Señor, apoya interiormente a los perseguidos. Que el derecho fundamental a la libertad religiosa se expanda", pidió el pontífice.
Previamente, en una solemne celebración en la basílica de San Pedro, había sido denunciada "la furia yihadista".
El predicador de la Casa pontificia, el franciscano italiano Raniero Cantalamessa, había recordado a los 21 coptos egipcios muertos asesinados en febrero por un grupo yihadista en Libia, mientras "murmuraban el nombre de Jesús".